martes, 25 de enero de 2011

Volar


Podría intentar describirlo
(sí, podría).
Quizá pasaría horas hablando de ello, de los sentidos
(tacto, gusto, oído, olfato, vista, ¡ah! ¡se me olvidaba la saliva!).
Tal vez os daría unas señas para llegar
(de poco servirían).
Quizás os llegaríais a hacer una idea
(muy vaga, por supuesto).

Mas sólo la persona puede enseñaros y haceros ver la vida desde arriba.

viernes, 21 de enero de 2011

"Rebeldías"

He aquí lo que debería de haber sido mi examen de "Estructura social y eduación" de esta mañana.

“La escuela no es básicamente el lugar de la formación, sino el lugar de la división: división entre mano y cerebro, estudio y trabajo, capaces e incapaces, merecedores y no merecedores. Someter al alumnado a la lógica del examen cuenta infinitamente más que todo lo que puede suponer este concreto currículum o aquel otro”. (Lerena).
Nos encontramos en la "ESCOLA Universitaria de Magisteri Ausiàs March".
No me parece coherente ni correcto someterme a un examen mediante el cual estoy siendo partícipe de un sistema en el cual no tengo absoluta creencia y confianza.
Voy a ser sincera. Yo he sido durante toda mi vida y mis años escolares una brillante y prometedora estudiante sumisa y empollona, pero creo que ya está bien, que ya ha sido suficiente, estoy harta de tanta hipocresía formal y sé que, como poniendo una queja a dirección (¡vivan las formalidades!) no voy a solucionar nada, pues “protesto sobre lo que protesto” (aunque, obviamente, no vaya a cambiar nada, simplemente es un paso más en el camino). Aunque muchos dirán porqué solo por aquí y no en las demás asignaturas; pero es que el mundo no se hizo en un día.
Se los pide reflexividad, crítica, cambio en el sistema, pero eso sí, siempre marcado por la ley, por una ley que nos escupe y limita todo aquello que debemos hacer con nuestros alumnos y alumnas. No estoy dispuesta a dar a entender que Platón era “mejor” que Hipátia, o que Mozart fue “más grande” que un músico de calle, pues si se nos pide y dice que la educación es un derecho mediante el cual toda la sociedad tiene y tendrá las mismas oportunidades  (independientemente de su sexo, creencias, gustos, procedencia, estatus económico y así podríamos estar hasta mañana), ya estamos dando a entender que:
1. El hombre es más sabio, listo, guapo, guay, inteligente, etc., etc., que la mujer.

2. Quien tiene dinero y padrinos se bautiza, quien no a la calle.

3. Con el punto dos he dejado ver que también bautizarse está muy bien, y si no lo haces “serás mucho menos feliz”.

4. Que si quieres llegar a ser “Mozart” tienes que pasar inevitable e indiscutiblemente por la escuela. Por mucho que sepas sobre música o tengas una técnica impresionante como el músico de calle, si no tienes un título que lo acredite (en creciente popularidad y decreciente utilidad, por cierto) no tienes nada que hacer.

5. Del punto anterior podemos deducir que para tener títulos tienes que pasar por la universidad.

6. Y del anterior que la universidad es maravillosa, porque además de que te está haciendo una persona “inteligente y reflexiva” y te está dando un título que va a decir que eres “lo más de lo más en X campo de conocimiento”, evita que estés en la calle (mira, ¡como el pobre músico!) buscando un trabajo que, realmente, vas tener que buscar y aceptar más tarde, ya que vas a cobrar solo un pelín más que el que estaba buscando trabajo mientras tú estabas en la universidad (porque él no lo ha encontrado, obviamente) por haber pasado por ella.

7. ¿Seguimos o lo dejamos aquí?




Además, de todo este conjunto de puntos y de todos los que podrían seguirles, podemos entrever muchísimos implicados en el asunto. Tú, yo, toda la clase, el director de la facultad, el rector de la universidad, la Ley Orgánica de Educación, los peces gordos de las grandes empresas, las grandes religiones, los grandes de la literatura, el señor presidente del gobierno, sus ministros, los votantes que les eligen, lo que ponen en la televisión, los que deciden qué ponen en la televisión, los que eligen apagarla y leer un libro… Todos somos aparatos represores, no solo los que el señor Althusser menciona en sus teorías, pues todos somos partícipes de ellos, nos guste o no, formamos parte de ellos. Sí, la escuela reproduce la sociedad, la cultura, las clases, la desigualdad creando múltiples variantes de ella, y es un elemento muy importante para que todo esto se produzca; pero, por muchos teóricos que intenten estudiarla (me da igual que sean Bordieu, Bowles , Gintis, Parsons, funcionalistas, reproductistas, que incluyan a la naturaleza como parte indispensable de la sociedad o no) debemos de empezar por nosotros mismos. No se trata de cambiar un gobierno, una estructuración social, una cultura, un modo de enseñar u otro, no. Se trata de ser conscientes de todo lo que nos rodea, de lo que queremos cambiar y porqué, de lo que no, y, en definitiva, de ser reflexivos y críticos (pero esta vez de verdad y no de manera hipócrita como hasta ahora) para así poder “crear” personas reflexivas y críticas, dándoles siempre libertad de elección dentro de unos mínimos. ¡Ah! Y creo, que deberíamos de empezar a valorar un poquito más el conocimiento por el puro placer de saber y aplicar que por las calificaciones, numéricas o no.
Sé que no puedo estar fuera del sistema, que sería una cobarde abandonado esta carrera por creer que no puedo acabar con él; pero lo que sí es posible (y es por lo que voy a luchar y lucharé con todas mis fuerzas) es que puedo transformarlo desde dentro y este “examen” es el primer grano de arena con el que pienso contribuir.

jueves, 13 de enero de 2011

Valiente

Que no necesito nada más,
que por mí se acabe el mundo mañana...

porque soy feliz.

domingo, 9 de enero de 2011

(IN)decisiones

Te censuran hasta en hacer lo que te dé la gana.
Lo triste de todo esto es que los peores censores que existen somos nosotros mismos. Dixit.

sábado, 8 de enero de 2011

Álter ego

Puede que a los treinta años te encuentres un día sentado en un bar odiando a todos los que entran y tengan aspecto de haber jugado al fútbol en el universidad. O puede que llegues a adquirir la cultura suficiente como para aborrecer a los que dicen "Ves a verla". O puede que acabes de oficinista tirándole grapas a la secretaria más cercana. No lo sé. Pero entiendes adónde voy a parar, ¿vedad? [...] Esta caída que te anuncio es de un tipo muy especial, terrible. Es de aquellas en que al que cae no se le permite llegar nunca al fondo. Sigue cayendo y cayendo indefinidamente. Es la clase de caída que acecha a los hombres que en algún momento de su vida han buscado en su entorno algo que éste no podía proporcionarles, o al menos así lo creyeron ellos. En todo caso dejaron de buscar. De hecho, abandonaron la búsqueda antes de iniciarla siquiera.

J.D. Salinger - El guardián entre el centeno


Yo sería el guardián entre el centeno. Aunque no para que los niños no cayeran al precipicio entre los campos. Sería el guardián entre el centeno para que nadie cayera.
Todo el mundo merece embarcar. Yo os vigilaré desde el muelle.

lunes, 3 de enero de 2011

Yo, mi, me, conmigo

Mi vida puede ser de muchas maneras, infinitas, inacabables. Pero hay algo que es, siempre ha sido (aunque muchas veces no me haya dado cuenta) y será.




Con sus errores, con sus decisiones equivocadas, con sus aciertos, con sus malas acciones, con sus bipolaridades, con todo...

Mi vida es mía y es lo primero y lo último que me queda.

Y si todo esto parece egoísta por mi parte, lo siento.

0:21

A las doce y veintiún minutos de la noche intenté cambiar el rumbo de las cosas. No sé si dios existe, pero tampoco iba a dejar las cosas al azar. Tenía que hacer algo por mí misma. (¿Tal vez sea un "propósito" de año nuevo?)

No me gusta dejar cadáveres por el camino. Sí, soy gilipollas.

Solo espero que las cosas salgan bien de una vez por todas... No se puede estar dividido eternamente. El gris no es un mal color.