viernes, 26 de noviembre de 2010

En una noche cualquiera

Detrás de mí, el pasado. Enfrente... ¿futuro?

La oscuridad de las calles solo se corta por la luz amarillenta de las farolas, más fría aun que el viento cortante. Los pasos rompen la minúscula capa de silencio entre el suelo y mis zapatos; pero hay unos pasos que se van quedando atrás. Vuelo entre el espacio y el tiempo.

La poca lucidez que me queda me embriaga, por sorpresa, más potente que el alcohol que me recorre las venas.

Pienso en todo, en ella, en nada. Su piel me revuelve la memoria, una noche interminable como el fuego, que parecía que el mundo iba a acabarse; y entonces pienso en el ahora, en el momento y el lugar. Hace horas una calle me contó un trocito de mi vida.

Ahora veo las millones de vidas que se van despertando: las que nos caemos e intentamos levantarnos sin éxito, las que luchan por los quieren, los que tienen una sonrisa siempre en los labios contra viento y marea. Nosotros tres y los demás estamos viviendo en las mismas calles, universales, de todos.

Y cuando me doy cuenta estoy viendo amanecer, por segunda vez en mi vida. El recuerdo de su piel se va borrando con las luces de la aurora.

Toda mi vida se resume en una noche... y no quiero.
La ciudad que despierta me hace sentir que la vida... que la vida es algo más.

martes, 23 de noviembre de 2010

Murallas

Y qué importa lo que pase fuera... al fin y al cabo, hay mierda en todas partes.

Da igual, digas lo que digas, hagas lo que hagas, las cosas cambian en apariencia, hay transformaciones reversibles. Sí, yo miro mi vida como me viene en gana, aunque sea malo, aunque no sea lo apropiado, lo correcto, aunque tenga que cambiar.

El vaso no existe, ni medio lleno ni medio vacío, el agua siempre va por donde quiere. Al igual que la naturaleza, las cosas siguen su curso, su ritmo, ajenas siempre a la vida humana y siempre dependientes de ella. Lo siento pero...

... que triste mundo de mierda, y yo sin poder cambiarlo (no soy la única que lo haría y lo piensa, ni mucho menos).

¡Que (introduzca aquí lo que le venga en gana) den!

Quiero.... quiero... ¡Mierda! ¡No sé ni lo que quiero!

Quieres ser una música, quieres vivir en un piso con libros, cds, hojas llenas de palabras escritas por ti... quieres vivir con alguien que te inspire paz, arte... quieres reír ....así que esa Elena un día lo será. ¿Cómo se empieza? Disfrutando de las pequeñas cosas del día a día.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Blackout

Siempre quise hacerlo...


Vapor. Tu olor. El mio. El olor del agua que resbala.
El engranaje perfecto se va deslizando, lento, suave, como el fuego... No te engañes a ti mismo.

Boca, carne, piel, tu cintura, mis dientes, el agua que se cuela entre ellos, tus suspiros... y el deseo que se nos escapa por el sumidero. Esta vida podría ser la última.

Aprendiendo a decirte te quiero entre humo y sonidos, parece que llueva entre nuestros ojos, lo demás... lo demás ya es uno.


Siempre quise conocer lo más profundo, entre el agua y nuestra saliva.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Te hice un mapa señalando dónde herir.

Confía en mí, y te traicionaré.

Frase de moda universal y siempre utilizable. No la olvideis.

¨… Cuánta Decepción… cuántas veces nos decimos esto… cuántas más nos quedan por reconocérnoslo. Escribí esta canción porque soñé que lo perdía todo, y cuántas veces perdí todo… pero esa noche me di cuenta de que a veces lo que nos decepciona somos nosotros mismos… por ser cómplices de lo que nos daña, por consentirlo, nos convierte en culpables, tan culpables como el que hizo el daño, y nos repetimos… Cuánta Decepción"

sábado, 20 de noviembre de 2010

Si de verdad fuera poeta

Que se pare el mundo, que yo quiero bajarme... y crear uno nuevo.

Reinventar el mundo no es tan mala idea, sobretodo cuando el mundo te pertenece.
Sí, soy dueña de mi mundo y a la vez esclava de mi vida.
Lo cierto es que debe de haber algo más dentro, quizá historias, melancolía; ganas de seguir hacia adelante quedándose en la calle opaca, pero mía, la calle oscura en el buen sentido de la palabra. Hastiada del exterior, por eso nunca seré poeta.



Si de verdad fuera poeta, llenaría de versos las paredes de las calles.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Allá, allá lejos

Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.


No hay porqués, no hay pautas, ni caminos, ni senderos, ni atajos.
Solo calles.

¿Por qué calles? Porque las calles son las únicas que nos conocen, que ven nuestra alma en su totalidad, nuestros instintos más bajos y pasiones más ocultas, que nos guían y nos desorientan, que nos protegen, que nos desarman. La vida es una inmensa ciudad, millones de calles.

¿Por qué olvido? Porque su doble filo es atrayente, caer en el olvido, vivir en el olvido, en algún rincón polvoriento con palabras, versos, sueños; esperar a ser encontrado o casarse con la soledad.

Las calles olvidadas son aquellas escondidas, rechazadas, obviadas, diferentes. Son las calles de la mágia, donde todo cabe y es posible, el cajón desastre, el caos perfecto, el lugar de vacaciones, mi residencia oficial y permanente. En el olvido no se vive demasiado mal.



Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.